Cuando pecaron fueron expulsados del jardín y a partir de ese momento, empezaron una vida de sufrimiento y adversidad. Recuerde que la tierra fue maldita por culpa del pecado y esto era parte de su castigo. Adán luego emprendió las tareas que Dios le encomendó. Su primera tarea fue la de poblar la tierra (Gén. 1:28-29).
Después de un tiempo Adán y Eva tuvieron un hijo. Este primer bebé en el mundo fue llamado Caín. Poco después tuvieron otro hijo cuyo nombre fue Abel (Gén. 4:1-2). Caín se convirtió en agricultor, y cultivó frutas, verduras y granos. Abel fue pastor, y cuidaba ovejas, las cuales Adán y Eva encontraron que también eran buenas para comer cocinadas (Gén. 4:2). Caín y Abel aprendieron a ofrecer sacrificios a Dios sobre altares de piedra. Ésta fue su forma de contactarse con Dios y pedirle perdón por las cosas malas que hicieron.
Después de un tiempo Adán y Eva tuvieron un hijo. Este primer bebé en el mundo fue llamado Caín. Poco después tuvieron otro hijo cuyo nombre fue Abel (Gén. 4:1-2). Caín se convirtió en agricultor, y cultivó frutas, verduras y granos. Abel fue pastor, y cuidaba ovejas, las cuales Adán y Eva encontraron que también eran buenas para comer cocinadas (Gén. 4:2). Caín y Abel aprendieron a ofrecer sacrificios a Dios sobre altares de piedra. Ésta fue su forma de contactarse con Dios y pedirle perdón por las cosas malas que hicieron.
Hoy en día no hacemos sacrificios porque Jesucristo vino hace más de dos mil años atrás para morir por todos nosotros. Ahora, si las personas se sienten verdaderamente apenadas porque desobedecieron a Dios, lo pueden demostrar arrepintiéndose y bautizándose cuando sean adultas (Hechos 2:38). Entonces Dios pone el poder de Su Espíritu Santo dentro de sus mentes a fin de que puedan entender y obedecer las leyes del Creador. De esa manera pueden estar más cerca a Dios y pueden saber que Él los escucha cuando oran, y que Él les habla cuando leen la Biblia.
Antes de que seamos lo suficientemente mayores para ser bautizados, deberíamos decirle a Dios que nos arrepentimos por nuestros pecados y deberíamos pedirle que nos perdone y luego dejar de pecar. También podemos disculparnos o decir que lo sentimos a la persona a quien causamos daño. Los hijos que tienen al menos uno de sus padres bautizado están santificados (1Cor. 7:14). Eso quiere decir que el hijo ya está separado aparte y santo para Dios. Ese hijo recibe atención y cuidado especial por los ángeles de Dios y por las personas en la Iglesia.
Fue diferente con Caín y Abel. Un día cuando trajeron sus sacrificios al altar, las actitudes de cada uno de ellos eran realmente diferentes (Gén. 4:34). Caín trajo una parte de los frutos de la tierra como ofrenda al Señor. Pero Abel trajo una parte de las porciones gordas del primogénito de su rebaño. El corazón de Caín no actuó bien; Él tuvo una mala actitud. Caín consideró que la forma de actuar de Dios no era la mejor manera para él, entonces hizo lo que pareció estar bien en su mente. Eso es lo mismo que la mayoría de la gente ha estado haciendo desde entonces. La Biblia indica que la forma de actuar que parece estar bien para el hombre es casi siempre la errónea, y puede llevarlo a la muerte (Proverbios 14:12). La manera de actuar de Dios siempre es la correcta, aunque parezca lo contrario en la mente humana. Esa es una lección que todos nosotros deberíamos aprender temprano.
¡El Primer Asesino Humano!
Dios no podía aceptar el sacrificio de Caín (Gén. 4:5). Una razón sería porque su ofrenda vino de la tierra, la cual estaba maldita. También, al aceptar la ofrenda de Abel, Dios dejaba claro que un sacrificio de sangre de los primogénitos (o los primeros frutos) era necesario. Cuando Caín se enteró de que su sacrificio no le gustó a Dios, él se volvió muy envidioso de su hermano, quien había hecho lo correcto. La envidia se convirtió en cólera y luego en odio. Aquí Caín violó el décimo mandamiento: No codiciará los bienes de su prójimo.
Ésta es una lección poderosa y nosotros necesitamos recordar el controlar nuestros pensamientos, o tendremos como resultado que violamos las leyes de Dios. Más tarde, cuando los dos hermanos estuvieron en el campo a solas, Caín furiosamente se volvió contra Abel y lo golpeó, quizá muchas veces, con tal fuerza que lo mató (Gén. 4:8). Al cometer este acto Caín violó el sexto mandamiento: No matarás.
La Biblia nos dice que debemos amarnos los unos a los otros. El que peca es del diablo, porque el diablo (Satanás) ha pecado desde el principio. Aquí vemos que Abel fue un hombre justo porque obedeció a Dios; pero Caín fue malvado. Él asesinó a su hermano porque sus obras eran malas y las obras de su hermano eran justas (1Juan 3:8-12; Vea también a Hebreos 11:4).
¡El primer bebé que nació en el mundo se convirtió así en el primer asesino! Cuando Caín se dio cuento de que había hecho, tontamente trató de esconderse. Por supuesto, Dios sabía dónde se escondía y lo confrontó. Éste es el mismo ser quien habló a Adán y Eva en el Jardín de Edén - el Ángel de Yahovah.
"¿Dónde está tu hermano?" Preguntó el Señor (Gén. 4:9).
"No sé", mintió Caín, esperando que Dios no encontraría el cuerpo sin vida de Abel. "¿Cómo voy a saber el paradero de mi hermano?" (Lee Prov. 28:13).
Con esto hubo más infelicidad para Adán y Eva. Además de perder a su segundo hijo, se enteraron que su primogénito era un asesino y un mentiroso. Los hermanos obviamente conocían la ley y el requisito de los sacrificios. El sacrificio de Abel fue de los primeros frutos según se requería bajo la ley. Caín optó de no matar a ningún animal de su rebaño y en lugar de eso ofreció productos de una tierra maldita. De este ejemplo de Caín y Abel, podemos ver que los sacrificios de la cosecha fueron puestos efecto con Adán. Así es que los festivales de la cosecha, así como también el Sábado, se conocieron antes de que Dios diese la ley a Moisés en Sinaí.
Caín no se arrepintió de su pecado, así es que Dios lo maldijo como castigo. Caín tuvo que dejar a su familia y convertirse en un peregrino solitario por el mundo. Además, Dios marcó a Caín porque había asesinado a Abel, pero Dios puso en claro que Caín no debería ser asesinado por cualquiera. En lugar de eso, debió vivir el resto de su vida con la memoria miserable de haber matado a su hermano (Gén. 4:11-15). Otra vez vemos el resultado de la desobediencia conduciendo al pecado.
La historia de Caín y Abel se parece a esa de Cristo y Satanás en la Hueste. El sacrificio pastoral de Abel es más aceptable para Dios y eso simboliza el sacrificio personal de Cristo. El rechazo del sacrificio de Caín se basa en la misma actitud que mostró a Satanás rechazado por su orgullo y avaricia. Así es que cuando obedecemos a Dios, encontramos favor y aceptación en Su vista.
El Señor que trataba con Caín era el mismo Ángel de Yahovah quien estaba en el huerto con Adán y Eva. Así es que Caín tuvo que salir fuera de la presencia de este ángel debido a su pecado. Se fue a la tierra de Nod, al este del Edén.
Otro hijo llamado Set
Adán y Eva tuvieron más hijos. Estos crecieron y tuvieron hijos también. Caín se había casado con una de sus hermanas, y tuvieron hijos (Gén. 4:16-17). El primer hijo de Caín se llamó Enoc. Las generaciones de Caín siguieron creciendo pero ninguno de esta descendencia de Adán obedeció las leyes de Dios.
Cuando Adán tuvo 130 años tuvo otro hijo con Eva que fue llamado Set. Él también tomó a una hermana como esposa, y tuvieron hijos y muchos nietos. Las generaciones de Adán bajo la línea de Set invocaron el nombre del Señor (Gén. 4:25-26).
Adán vivó otros 800 años después de que naciera Set. Él tuvo a otros hijos e hijas que no son mencionados por nombre en la Biblia. Adán luego murió cuando tuvo 930 años. Las generaciones de Adán continuaron y podemos ver que las personas en esos días vivían hasta cumplir edad avanzada.
Al leer sobre las generaciones de Set, vemos nacer a otra persona importante. Su nombre fue Noé y Dios iba a usarlo de una forma muy importante en la historia de estos primeros habitantes de la tierra. Después de que Noé tuvo 500 años, él fue el padre de tres hijos llamados Sem, Cam y Jafet.
Cuando Adán murió, había muchas personas viviendo sobre la tierra. Mientras más humanos había, más se distanciaban de su Creador. No era un grupo muy feliz. Los hombres fueron de naturaleza perversa y ávida. En lugar de trabajar por cosas que necesitaban y querían, muchos de ellos hacían trampa y robaban y mataban para conseguirlas.
La gente se agrupó en pueblos y ciudades en lugar de expandirse como Dios quería (Gén. 4:17). Esto condujo al antagonismo y al sufrimiento, porque ahora las personas no obedecían las leyes de Dios. No fue posible para ellos vivir juntos y aún así amarse el uno al otro.
Mientras más personas se agrupaban en ciudades, más hombres se agrupaban en ejércitos pequeños para protegerse. Otros se juntaron para atacar los pueblos y las ciudades para adueñarse de la riqueza de estos lugares. Nada estaba seguro de los hombres ávidos. Fue de esta manera que las guerras empezaron en la tierra. El hombre se volvió tan malo que el matar centenares de seres humanos en una vez fue un deporte en el cual a muchos les gustaban participar (Gén. 6:5).
Los gigantes en la tierra
En esta época hubo gigantes en la tierra. Se llamaron los Nefilim. La Biblia nos dice que fueron la progenitura de "los hijos de Dios" y "las hijas de los hombres". Nos dice que los hijos de Dios son los ángeles de Dios. En este caso eran los ángeles caídos.
Génesis 6:1-3 1 Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra y les nacieron hijas, 2 al ver los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas. 3 Entonces dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; pero vivirá ciento veinte años.
Satanás y los demonios quisieron interferir con el plan de Dios para los humanos. Por su pecado físico de casarse con mujeres humanas, los ángeles produjeron una raza de humanoides, la cual era inferior y violenta. Se les consideró a menudo haber sido superiores en tamaño y fuerza y, por lo tanto, poderosos. Contaminaron el sistema Adámica.
Los Nefilim son también conocidos como los Refaim. Fueron una forma de humanoide como Adán, pero no fueron la creación de Dios. La Biblia nos dice que no tienen resurrección. Así es que no tuvieron acceso al Espíritu de Dios y porque fueron inferiores, tuvieron que ser destruidos. Para los detalles de los Refaim, vea Isaías el capítulo 26.
Isaías 26:13-14 13 Jehová, Dios nuestro, otros señores fuera de ti se han enseñoreado de nosotros; pero nosotros nos acordaremos de tu nombre, solamente del tuyo. 14 Muertos son, no vivirán; han fallecido, no resucitarán; porque los castigaste, los destruiste y desvaneciste todo su recuerdo.
La razón por la cual Dios decidió destruir la tierra por un diluvio fue por lo que el género humano y la hueste caída habían hecho hasta el diluvio.
Después de que los primeros humanos habían vivido centenares de años, Dios ahora redujo la duración de sus vidas a 120 años. Los humanos se volvieron tan corruptos a través de la interferencia y del pecado que Dios lamentó Él haberlos creado, y Su corazón se llenó de dolor (Gén. 6:5-6).
Sin embargo, Noé había sido perfecto en sus generaciones. Así es que Dios dijo a Noé " voy a poner fin a todas las personas, porque la tierra está llena de violencia por su culpa. Voy a destruir seguramente a ambos, a las personas y a la tierra " (Gén. 6:9-13).
Fue por los Nefilim y por la terrible corrupción de la raza humana que Dios se decidió a destruir a las personas y la tierra. Luego Dios da las indicaciones a Noé de cómo construir un arca para salvarlo a él y a su familia para iniciar una sociedad nueva después del diluvio.
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