LECTURA BÍBLICA: DANIEL 4
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El capitulo 4 de Daniel es una carta que el rey Nabucodonosor envió a todos los pueblos de la tierra para dar un testimonio de lo que Dios había hecho en su vida.
Dios le había dado visiones que le turbaron mucho, y nadie podía interpretar el sueño. Pues él contó el sueño a Daniel para que lo interpretaría. Daniel le dio la interpretación por el Espíritu de Dios que moraba en él.
El gran árbol que el rey había visto en su sueño representaba el rey Nabucodonosor que había crecido mucho en grandeza hasta que su dominio llegaba hasta los confines de la tierra. El vigilante santo que descendía del cielo era un mensajero enviado para anunciar la sentencia de Dios sobre el rey. Dios lo echará de entre los hombres y, por siete años, le hará habitar con las bestias del campo hasta que el rey reconozca que solo Dios tiene dominio sobre los reyes y los hombres de la tierra.
Daniel aconsejó al rey diciendo que si él se arrepentiería y haría el bien, tal vez Dios le daría misericordia. Pero el rey no se arrepentió de sus pecados; al contrario, se puso más soberbio. Al cabo de doze meses el dijo: "¿No es esto la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi ma/estad?"(versiculo 30).
Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando vino una voz del cielo: «A ti se te dice, rey Nabucodonosor: "El reino te ha sido quitado; de entre fos hombres te arrojarán, con las bestias def campo será tu habitación y como a ios bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene eí dominio en ei reino délos hombres, Y lo da a quien él Quiere". Pues, en la misma hora el rey perdió la razón y fue echado de entre los hombres. Se cumplió la palabra como lo había dicho Dios, (versículos 31 y 32).
Al fin de los siete años, Nabucodonosor, alzó sus ojos al cielo y bendijo al Altísimo, reconociendo que solo Él tiene dominio en la tierra. En el mismo tiempo su razón se fue devuelta, la majestad de su reino, su dignidad y su grandeza volvieron a él. Pues sus gobernadores y sus consejeros le buscaron y él fue restablecido en su reino.
Escribió el rey en su carta: "Ahora yo, Nabucodonosor, alabo, engrandezco y glorifico al Rey def cielo, porque todas sus obras son verdaderas y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia." (versículo 37)
Dios le había dado visiones que le turbaron mucho, y nadie podía interpretar el sueño. Pues él contó el sueño a Daniel para que lo interpretaría. Daniel le dio la interpretación por el Espíritu de Dios que moraba en él.
El gran árbol que el rey había visto en su sueño representaba el rey Nabucodonosor que había crecido mucho en grandeza hasta que su dominio llegaba hasta los confines de la tierra. El vigilante santo que descendía del cielo era un mensajero enviado para anunciar la sentencia de Dios sobre el rey. Dios lo echará de entre los hombres y, por siete años, le hará habitar con las bestias del campo hasta que el rey reconozca que solo Dios tiene dominio sobre los reyes y los hombres de la tierra.
Daniel aconsejó al rey diciendo que si él se arrepentiería y haría el bien, tal vez Dios le daría misericordia. Pero el rey no se arrepentió de sus pecados; al contrario, se puso más soberbio. Al cabo de doze meses el dijo: "¿No es esto la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi ma/estad?"(versiculo 30).
Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando vino una voz del cielo: «A ti se te dice, rey Nabucodonosor: "El reino te ha sido quitado; de entre fos hombres te arrojarán, con las bestias def campo será tu habitación y como a ios bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene eí dominio en ei reino délos hombres, Y lo da a quien él Quiere". Pues, en la misma hora el rey perdió la razón y fue echado de entre los hombres. Se cumplió la palabra como lo había dicho Dios, (versículos 31 y 32).
Al fin de los siete años, Nabucodonosor, alzó sus ojos al cielo y bendijo al Altísimo, reconociendo que solo Él tiene dominio en la tierra. En el mismo tiempo su razón se fue devuelta, la majestad de su reino, su dignidad y su grandeza volvieron a él. Pues sus gobernadores y sus consejeros le buscaron y él fue restablecido en su reino.
Escribió el rey en su carta: "Ahora yo, Nabucodonosor, alabo, engrandezco y glorifico al Rey def cielo, porque todas sus obras son verdaderas y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia." (versículo 37)
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